El sistema de nivelación fiscal de Suiza: bases y resultados de la reforma de 2008. Una fuente de lecciones para la reforma del sistema de financiación autonómica en España

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Mikel Erkoreka, investigador del Centro Ituna, ha publicado el artículo «El sistema de nivelación fiscal de Suiza: bases y resultados de la reforma de 2008. Una fuente de lecciones para la reforma del sistema de financiación autonómica en España» en el número 37 de la «Revista d’Estudis Autonòmics i Federals-Journal of Self-Government«.

En el 2008 entró en vigor la reforma del sistema de nivelación fiscal y del marco de distribución competencial entre la Federación y los cantones suizos. Esta reforma es considerada una de las más relevantes y trascendentes de la historia reciente del federalismo suizo. El artículo plantea un doble objetivo. En primer lugar, analiza las bases de la reforma del sistema de nivelación fiscal de Suiza, tanto en lo que respecta a la forma y el procedimiento como al contenido, objetivos y resultados de esta. En segundo lugar, pretende servir como fuente de inspiración para el proceso de renovación pendiente del sistema de financiación autonómico; especialmente, para extraer lecciones acerca de los elementos facilitadores de naturaleza política e institucional que ejerzan de palanca para desatascar contextos de bloqueo, inmovilismo y custodia del statu quo.

La reforma del sistema de nivelación suizo que entró en vigor en 2008 es un caso de éxito en la historia reciente del federalismo suizo, tanto en lo que respecta a la forma y al procedimiento como en el contenido y resultado. Tras un proceso de preparación, negociación y aprobación que se alargó durante dieciséis años, la reforma logró superar el estricto sistema de frenos y contrapesos, y los puntos de veto institucional que rigen en el sistema de gobernanza suizo, marcando un hito en la política suiza. Aunque el periodo de transición no finaliza hasta 2036, cuando desaparezca el fondo de cohesión temporal, el nuevo sistema de nivelación fiscal está plenamente operativo y ha ofrecido resultados positivos, en línea con los objetivos para los que se diseñó. Los ajustes introducidos en el sistema como consecuencia de los sucesivos procesos de evaluación y revisión son un reflejo del carácter dinámico del sistema y de su capacidad de innovación y adaptación para avanzar y conseguir sus objetivos. Asimismo, la crisis financiera del 2008 y la crisis de la COVID-19 han evidenciado la solidez y resistencia del nuevo sistema de nivelación fiscal.

La dificultad de la reforma no residió tanto en la vertiente técnica, fiscal y financiera. Tal y como reflejan los informes que antecedieron al inicio del proceso de reforma, existía un consenso generalizado sobre las ineficiencias del sistema antiguo y la necesidad de reformarlo. El nudo gordiano se erguía en la esfera política e institucional. Lo realmente complicado fue configurar un marco de negociaciones en el que todos los actores implicados accedieran a revisar y alterar el statu quo, permitiendo que el proceso de reforma pudiera al menos despegar.

Una de las claves explicativas del éxito de la reforma se halla en la fase de preparación y negociación. Por un lado, el Gobierno federal diseñó una estrategia acertada en la disposición y planificación de los trabajos de preparación, así como en la organización de la agenda. Por otro lado, la apuesta por reforzar e intensificar la cooperación horizontal en la antesala de la reforma —cabe subrayar la creación de la Conferencia de gobiernos cantonales—, fue un factor facilitador para lograr un consenso mayoritario en el eje horizontal y coordinar una postura cantonal común en las negociaciones con la Federación.

El carácter multidimensional que se le imprimió a la reforma, aunando en un solo paquete de negociaciones la reforma del sistema de nivelación fiscal y del marco de distribución competencial, ayudó a acercar las posturas e intereses de los cantones financieramente más fuertes y débiles. También compensó la balanza financiera de la Federación, permitiéndole destinar más fondos al sistema de nivelación fiscal. El esfuerzo por equilibrar o al menos compensar la balanza de costes-beneficios de todos los actores implicados, además de suponer un incentivo para que las negociaciones políticas progresaran, también fue importante a la hora de ofrecer argumentos y conformar una opinión pública favorable ante la reforma, fundamental para superar el referéndum de ratificación.

La suma de todos estos elementos facilitadores permitió romper la dinámica de líneas rojas y bloqueo inicial, lo que obligó a todos los actores implicados a posicionarse y ceder en aras del interés común. La configuración del tablero institucional y la gestión de las dinámicas políticas lograron revestir de una amplia legitimidad al proceso de reforma, lo que ayudó a lograr el consenso necesario y garantizó la estabilidad, durabilidad, cumplimiento y, en última instancia, éxito de la reforma. De hecho, a pesar del rechazo de tres cantones, la reforma no se vio paralizada ni deslegitimada, ni tampoco se barajó la posibilidad de que estos tres cantones pudieran quedar fuera del ámbito de aplicación del nuevo sistema de nivelación fiscal.

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